lunes, 12 de mayo de 2008

Water Por: Jessica Zermeño



Water
Por: Jessica Zermeño

¡Muertas en vida! Así viven las viudas de hindúes aún en nuestros días y esta realidad se ve reflejada en la película ‘Water’ de la directora india Deepa Mehta, donde se aventura a contar una historia dejando de lado las bellas escenas (incluso descuida un poco la continuidad) o la gran producción y pone por encima de todo el mensaje: las mujeres son mujeres, son humanos por si solas y no necesitan de un hombre para seguir teniendo vida.
Es impresionante poder conocer muchísimo de la cultura india a través de algunas frases que marcaron la estructura lineal de este guión como que “una viuda no puede correr como una soltera”, “una viuda se queda medio muerta”, “Si Dios quiere reencarnará en hombre” y que hasta el 2001 había 34 millones de viudas en la India.
Todo ocurre en la India de 1938, en pleno movimiento de la resistencia pacífica de Mahatma Gandhi. En esa época (que es un decir) según las creencias hindúes, cuando una mujer se casaba, se convertía en la mitad del hombre. Si él muere, se considera que la mitad de la esposa ha muerto y los libros sagrados dan tres opciones a la viuda: Casarse con el hermano más joven de su marido (si la familia lo permite), arder con su marido o llevar una vida de total abnegación en el Ashram.
Bajo este planteamiento nos muestran a la juguetona Chuyia, una niña de 8 años que come caña y juega con los pies de un moribundo. Horas más tarde le avisan que su esposo ha muerto y como parte del luto en una escena casi incomprensible para la pequeña (y por cierto momento para mi, por desconocer las aberraciones, digo tradiciones hindúes), a ésta la rapan. Ya que era el símbolo que marcaba a las mujeres que están “medio muertas”.
Tras la muerte de su esposo es llevada a un Ashram para viudas donde deberá pasar el resto de su vida para convertirse en un altar viviente que rendirá culto a su esposo, si es fiel a este precepto será compensada.
Y como la corrupción existe aún en los peores lugares. El Ashram, además de verse, frío, abandonado como si fuera una cárcel es gobernado por una gran gorda viuda llamada Mahhumari, a quien el eunuco de la localidad le proporciona marihuana a cambio de las viudas más jóvenes.
Mahhumari predica por un lado que todas deben permanecer puras hasta su muerte y por otro lado prostituye a las jóvenes hasta que pierden su atractivo. En esos momentos tiene en la mira a Kalyani, una viuda muy guapa y que además es la única que tiene el pelo largo en el Ashram, también como símbolo de la diferencia de status que también hay ahí dentro como la de Shakuntula, una viuda de brahamanes, la casta social más alta de la India, quien es respetada por todas y posee su propio cuarto.
Dentro de este gran contexto de viudas abandonadas por sus familias por el simple hecho de no cargar con alguien más en cuestión económica, se muestra una interesante historia de amor entre Kalyani (la porstituta del Ashram) y Narayan (un joven idealista seguidor de Gandhi e hijo de brahmanes).
Todo parece muy prometedor para esta pareja, ella desafía a las viudas quienes se molestan (y hasta la dejan pelona para humillarla), pues va en contra de sus preceptos que una viuda vuelva a rehacer su vida, pero el destino tenía macado que nunca dejaría de ser una viuda al ser la amante del padre de Narayan.
Ella en un arranque de desesperación decide suicidarse en el río sagrado.
A la muerte de Kalyani alguien más debe prostituirse para sostener el Ashram y mandan a la pequeña Chuyia con engaños. Shakuntula harta de la nula información proporcionada a las viudas decide conocer el mensaje de Gandhi y romper algunos paradigmas.
El espectador podrá disfrutar de la atinada actuación de Seema Biswas (Shakuntula), quien con pocos diálogos y mucha corporalidad nos muestra dolor, melancolía, sumisión e indignación a través de un personaje secundario que destaca más que el rol protagónico de Lisa Ray (Kalyani) quién sólo cumplió con verse bonita a cuadro (aún pelona). Y culpa de este cast se lo podemos atribuir a la suspensión del rodaje en 2000 (con otro cast donde los protagónicos serían Shabana Azmi y Nandita Das), y todo porque el equipo de Mehta fue atacado por fundamentalistas hindúes, quienes quemaron y arruinaron la producción. Pero esta no sería la primera vez que se censuraba su trabajo, ya que lo mismo pasó con las proyecciones de Fuego, una historia que toca el tema del amor entre dos mujeres indias.
La directora abandonó el proyecto mientras el tiempo calmaba todo y fue hasta 2004 cuando prosiguió en secreto en Sir Lanka y con un nuevo reparto. Y con esto Mehta concluyó su trilogía Fuego, Tierra y Agua, películas donde muestra su visión particular de los preceptos y costumbres hindúes.
El Agua, además de ser un elemento ‘constante’ del film (el río sagrado, la lluvia, el agua para la lectura de los textos sagrados, etc) se usa como parte de una gran metáfora donde nos muestra un elemento, simple, común y al alcance de todos, pero que depende de cada uno el valor que se le de a éste. Aquí nos muestra como la ignorancia y la fe ciega han descontextualizado los mensajes de sus libros, resolviéndolos según su conveniencia y nos muestra como es tan sencillo llegar a ella y ver la verdad tan clara como el agua…
Esta película dejará en el espectador ese mal sabor de boca (obviamente acompañado de la reflexión), pues no sólo se debe observar esta problemática de rechazo en esas culturas, incluso en nuestro país, somos objeto de cierto racismo al enviar o recluir a nuestros ancianos en asilos, abandonados por la familias, o los niños huérfanos, los enfermos de Sida, los presos, etc.
Este argumento tiene un grito desesperado para abrir el corazón y las mentalidades del mundo. Nos invita a no dejarnos regir por falsos preceptos según la conveniencia de cada uno de nosotros y a ver por un bien común pues todos tenemos los mismos derechos, no hay diferencia entre hombres y mujeres, somos humanos ¿no?

Si usted tiene una luz de cambio en su interior, puede escribirme a zerjess@hotmail.com donde uniremos nuestros granitos de arena por un cambio mental y social.



La escena de pañuelo y lágrima:
Cuando la viejita viuda habla de su deseo por un dulce es fascinante la actuación, intensión y contexto. Pero alcanza su climax cuando Chuyia le regala un dulce que le provoca una muerte feliz.

Para aventar las palomitas:
El error de continuidad de la mancha naranja en la ropa blanca de Chuyia, está garrafal y es tan evidente que uno puede pensar que el film es malo, por ocurrir en los primeros 15 minutos de la película.
El cast de Lisa Ray o la mala dirección de Mehta, cualquiera que sea el caso, ya que se luce la belleza de la actriz pero no el talento.

Mil aplausos:
Seema Biswas seguramente supo aplicar muy bien el dicho Stanislavskiano de que “no hay papeles pequeños…”, y se comió a todos en esta película.

La recomendación:
Véala con la mente abierta. Si es mujer, déjese afectar por los malos ratos que pasan Chuyia, Shakuntula y Kalyani, y prométase a sí misma no dejar que ninguna regla, precepto u hombre limite su libertad de pensamiento. Si es hombre, haga lo mismo, pero en ambos cosos asegúrense de nunca ser el victimario.

El plus:
(Dedicado para el público iniciado o social)
La directora Deepa Mehta es conocida por su película "Fuego" (1996) donde narra con colores vivos y cálidos las pasiones encendidas entre dos mujeres indias. Luego vino "Tierra", (1998), que pasó con mucho silencio con otra difícil relación de amor y sexo relatado en 1947 cuando la India y Pakistán empiezan a tener problemas territoriales armados y las tensiones entre hindúes y musulmanes se hacen evidentes.
La directora concluye su revisión de tres de los elementos con el film de "Agua", volviendo a las pasiones personales e históricas, pero añadiendo esta vez elementos de misterio y musical. El film consiguió el premio del Jurado Joven en el pasado festival de Valladolid.

Paréntesis:
Gracias a los lectores anónimos por sus votos y por leer esta columna, espero ver sus mensajes en mi correo o en este mismo espacio, se vale la crítica despiadada como la de Cyrana.

Ficha técnica:
Productor: David Hamilton
Director y guión: Deepa Mehta.
Año: 2005
País: Canadá e India.
Reparto:
Seema Biswas (Shakuntula),
Lisa Ray (Kalyani),
John Abraham (Narayan),
Sarala (Chuyia),
Manorma (Madhumati),
Dr. Vidula Javalgekar (Patiraji),
Raghuvir Yadav (Gulabi),
Kulbushan Kharbanda (Sadananda),
Vinay Pathak (Rabindra),
Ronica Sajnani (Kunti).

1 comentario:

Cyrana dijo...

ciao, Jessi!

me agrada tu comentario, harto redondo y bien redactado.
me quedo con tu escala de apreciación completa, como ésta que presentas. le da el toque interesante.
vuelvo a seöalar, cuidado con describir visual o explícitamente escenas enteras de la peli.
es peligroso en tanto regalas información valiosa o clave para el descubrimiento del discurso fílmico.
ejercicio: cuando esta tentación te pase por tu roja cabeza imagína tu reacción si la Cyrana te platicara antes de siquiera ver la peli la escena de...jajja

vida, anticipación y redondez para tí!
sea!




Pd. no he dado críticas despiadadas, créelo, son apenas unos susurros con acento maternal. (no viste las plalizas verbales que mi profesor nos inflingía...reacción despiadada: aprietas los dientes y dices: gracias, lo tomaré en cuenta)...jajaja.