viernes, 2 de mayo de 2008

crítico y crítica.

Este escrito pretende ser apenas un punto de partida, un esbozo de lo que la crítica de cine debe construir: el seguimiento de un estado de conciencia hacia el conocimiento. Un ensayo sobre la crítica debe asumirse como el ejemplo más riguroso de una declaración de principios.

Ejercer una actitud crítica es un comportamiento emergente de una toma de posición que se apoya en lo meramente intelectual, más aún, en lo literario, para sostener algo mucho más trascendente y complejo, como ser la construcción de una teoría, de una visión que englobe tanto al sujeto como al objeto de la crítica misma. Ejercer la crítica es una busca, continua e incompleta, del conocimiento.

Como es habitual en los tiempos que corren, todo se degrada, se reduce y se pierde. Pareciera que la época en que vivimos es cada vez más propicia para ejercer la crítica, ya sea de arte, de política o de repostería. Aun así, lo que expresa esta crítica es, paradójicamente, su flagrante falta de actitud crítica.

Es por ello que estos momentos me parecen oportunos para ensayar algunas precisiones acerca de lo que entendemos por actitud crítica por el resultado al que esta disciplina debe aspirar.
Esta puesta se impone tanto más cuanto siguen apareciendo confusiones, dialécticas o meras opiniones que carecen del sustento mínimo como para poder profesar una inteligibilidad más allá de lo aparente. La alarmante superficialidad de nuestra época se percibe en todas las disciplinas en todos los frentes. La falta de cimientos, de buen material y mano de obra calificada hacen imposible la construcción de un edificio que sostenga siquiera su propia existencia. Ni hablar de querer habitarlo o querer utilizarlo para sostener otros. Esta falta de sustento teórico es aún más preocupante en tanto y en cuanto su esencia, es también cada vez más banalizada.

Obviamente la crítica de cine no escapa a estas reflexiones. Peor aún, y dada la naturaleza popular y abierta del cine, la crisis se potencia. La crítica de cine está sumida en una oscuridad que cualquier consideración pertinente a metodología, pensamiento reflexivo o relacional, se toma como extraña, inoportuna y hasta fuera de lugar.

La crítica se ha convertido en una excentricidad, y ese estar fuera del centro la convierte en exclusión del sistema de consumo. Dado este estado de cosas es inminente una reflexión profunda, un pedido de transformación de la situación actual que aproveche este elemento reinante y destructor, y construya desde su posición excéntrica, marginal, un espacio intelectual propio, rico, robusto, que la lleve, en su dimensión intelectual, ética, filosófica y religiosa, de regreso hacia el centro del mundo.

La crítica de cine, como toda disciplina intelectual, conlleva un enorme esfuerzo. Se debe estudiar, leer, escribir, reescribir, ver y mirar una y otra vez los clásicos, lo contemporáneo, establecer una metodología, un camino a seguir hacia la construcción de una posición teórica.
Establecida dicha posición, podremos, crítica mediante, construir la visión necesaria para juzgar, concepto por concepto, lo establecido. Evitar la pereza sería el primer axioma que nos lleve al inmediato siguiente: pensar el cine. Se debe definirlo personalmente. Para ello, primero, se lo debe conocer.

El crítico debe ser un especialista en el reconocimiento de los elementos con que pueda construir los elementos de su juicio de valor. Por eso toda crítica de cine debe nacer de un análisis de la puesta en escena. Si esto se omite, la crítica no tiene asidero, no propone demostración, se pierde en percepciones injustificadas, tornándose sentimental e inoperante.

Una vez establecido este primer nivel, necesario y generador de todos los demás, se puede avanzar en el ensayo externo, sea aquél ético, filosófico o teológico. El crítico trabaja con lo hecho para ordenar el hacer y exponerlo para la inteligibilidad de aquello que en el acto de hacer, lo hecho ha ocultado.

Desarrollar esta suerte de hermenéutica es el fundamento esencial de la crítica. Lo que el director propone intuitivamente, el crítico lo descifra cerebralmente. Si fuese al revés no habría arte.

Visto así, el trabajo del crítico es completar el trabajo del director, trabajar sintéticamente, recordando, relacionando, simbolizando. Cuanto más indiscernible le resulta al crítico saber cuánto completó, mejor será su tarea y mejor será la obra del director.
Para decirlo de otra manera: el arte es la condescendencia del espíritu y la crítica es el resultado de la compasión del creador. Escribir, ejercer la crítica, son disciplinas para entender el cine.
Todo film exige una explicación.
Toda crítica es un ejercicio literario que debe tender a un lenguaje simbólico, cuyo contenido debe sentar las bases para la trascendencia del objeto que la originó.
La crítica debe tender a lo sintético.

Evitar la pereza y otros males de la época no es tarea fácil. Están también las contradicciones, la natural tendencia al desconcierto que favorece el error y el olvido. ¿Es que alguien recuerda más de tres o cuatro críticas memorables de los últimos cinco años? Aprendamos a ponerle freno a la banalización de la intuición intelectual, a la ausencia de principios, a la anarquía metodológica, al irresponsable aluvión de visiones fragmentarias, a la dispersión, a la violenta exacerbación de las insignificancias, a la creación de nimiedades, extravagancias, vanguardias o rupturas. Todo ello cuanto menos inmaduro, imprudente y artificial.

Debemos escribir para leer. Esto es: para crear una visión en el mismo acto de escribir. Nuestra visión debe completarse con el acto de escribir, no debe conjurarse en un apriorismo, al mismo tiempo que debe evitar la babelización de las herramientas.
Tratar de evitar perderse en argucias filosóficas que merodeen el objeto sin convocar al entendimiento.
La escritura debe tender al orden ascendente en el eje: información-erudición-estética (representación)-ética (visión). El director de cine escribe filmando, poniendo en escena, el crítico también escribe. Los dos leen de alguna manera lo mismo. Los dos terminan su lectura con el acto mismo de la escritura.

Por último, no olvidemos que el cine es, ante todo, materia espiritual. No le quitemos esa esencia a nuestra tarea.

2 comentarios:

Kali Cano dijo...

Sigo insistiendo ¿por qué no aparezco en la honoraria sube-autoestima lista de "actores"?

Ya tengo mi blooooog!!!!!!!!!!!!!

Cyrana dijo...

es re fàcil señorita Kali.
acepte la invitaciòn¡¡¡
diga sì!
y acepte la gran resposnabilidad de crer entradas de blog.
mienstras tanto...
sigo insistiendo, ¿porquè no dejan comentarios baja-autoestima en los trabajos de sus compañeros actores?

felicidades por tu blog!
cuàl es la direcciòn?

vida, estima y aceptaciòn para tì!
sea!